Terapia infantil

Con un enfoque cercano, acompaño a los niños en su viaje de autodescubrimiento, brindándoles un espacio seguro para expresar sus emociones y fortalecer su bienestar. Padres e hijos encontrarán aquí el apoyo necesario para crecer.

Asuntos a trabajar en la terapia infantil

Ansiedad y miedos

Dificultades para manejar preocupaciones constantes, miedos nocturnos o ansiedad de separación.

Comportamientos complicados

Rabietas frecuentes, dificultades para seguir normas o agresividad.

Dificultades en la escuela

Problemas de atención, aprendizaje o conflictos con compañeros.

Baja autoestima

Sentimientos de inseguridad, miedo al fracaso o dificultad para relacionarse con otros.

Manejo de emociones

Dificultad para expresar tristeza, enojo o frustración de manera saludable.

Adaptación a cambios

Duelos, divorcio de los padres, mudanzas o llegada de un nuevo hermano.

Dificultades en la socialización

Problemas para hacer amigos, aislamiento o rechazo en grupos.

Estrés familiar

Conflictos en el hogar, tensiones con hermanos o problemas de comunicación con los padres.

Bullying

Situaciones de abuso, bullying o eventos impactantes que afecten su bienestar.

¿Cómo trabajamos con los niños y niñas?

Cada niño o niña es único, por lo que adaptamos la terapia a sus necesidades. A través de un enfoque flexible y creativo, promovemos la expresión de sus emociones y el abordaje de sus preocupaciones de manera saludable. Nuestro objetivo es que se sientan comprendidos y cuenten con herramientas para desarrollar su bienestar.

Además, te brindaré orientación y estrategias para que te sientas más seguro en tu rol de cuidador, creando un entorno familiar que favorezca la comunicación, la confianza y el crecimiento.

Beneficios de la Terapia Infantil

  • Mejor expresión emocional: Desarrollaremos una comunicación más saludable.
  • Mayor autoestima y seguridad: Reforzaremos juntos su confianza.
  • Estrategias para afrontar miedos: Le brindaré herramientas para manejar la ansiedad.
  • Relaciones más positivas: Mejorará su convivencia y adaptación a cambios.
  • Cada niño avanza a su ritmo, y nuestro compromiso es guiarlos con paciencia y cariño.

Maria Teresa Camacho

Mi objetivo es proporcionar un espacio seguro y de apoyo donde mis clientes puedan explorar sus emociones, resolver conflictos y alcanzar un mayor bienestar emocional. Con más de 10 años de experiencia en el campo de la psicología clínica, he trabajado con una variedad de problemas emocionales y trastornos mentales, incluyendo ansiedad, depresión, estrés postraumático, trastornos de la alimentación y problemas de relación.

Tarifas

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Preguntas frecuentes

¿Cómo saber si mi hijo necesita terapia infantil?

Si notas que tu hijo o hija se muestra ansioso, retraído, con cambios en su comportamiento o dificultades para expresar lo que siente, la terapia puede ser un espacio seguro donde se sienta comprendido y apoyado. A través de la terapia, se les brinda un entorno donde pueden explorar lo que les preocupa sin presiones ni juicios, ayudándolos a desarrollar confianza y herramientas para afrontar sus miedos.

Comprender a los niños más allá de la conducta

Muchas veces, los cambios en el comportamiento no son un problema en sí mismos, sino una forma en la que los niños expresan lo que no pueden verbalizar. En vez de verlo como “mala conducta”, es importante preguntarnos: ¿Qué está tratando de comunicar mi hijo con su actitud? ¿Cómo puedo ayudarle a sentirse seguro para expresar lo que le pasa de una manera sana?

Signos de alerta

  • Cambios drásticos en el comportamiento.
  • Problemas para dormir o pesadillas recurrentes.
  • Pérdida de interés en actividades que antes disfrutaba.
  • Mayor irritabilidad o reacciones emocionales intensas.

Pedir ayuda no es señal de debilidad, sino una oportunidad para brindar apoyo en el desarrollo emocional de tus niños o niñas y fortalecer la relación con ellos.

¿Cómo pueden participar los padres en el proceso terapéutico?

El papel de los padres es crucial en la terapia infantil. La terapia no busca “corregir” al niño, sino comprenderlo y ayudarlo a desarrollar herramientas emocionales saludables. Esto incluye orientar a los padres y darles también a ellos herramientas comunicativas para desarrollar una relación más sana con sus hijos.

El respeto: un camino de dos vías

Los niños aprenden sobre el respeto y la empatía a partir de lo que ven en su entorno. En terapia, trabajaremos juntos para encontrar maneras de comunicarnos con ellos desde la comprensión, validando sus emociones y escuchándoles, en lugar de esperar que sean solo ellos quienes cambien sus comportamientos problemáticos. Los cambios en las relaciones siempre deben ser recíprocos, y la relación padres-hijos no es la excepción.

¿Cómo apoyar desde casa?

  • Crear un ambiente de confianza donde los niños se sientan seguros para hablar.
  • Implementar rutinas que fomenten la estabilidad emocional.
  • Evitar minimizar sus emociones con frases como “no es para tanto”.
  • Tomarse el tiempo para escuchar sin interrumpir ni juzgar.

La terapia infantil no se trata solo de trabajar con los niños y niñas, sino también de ayudar a los padres a construir un ambiente más saludable y amoroso para su desarrollo.

¿Cómo se manejan los momentos difíciles en terapia infantil?

Es natural que los niños experimenten emociones intensas durante la terapia, especialmente si están enfrentando situaciones difíciles. En estos casos, el enfoque no es forzarlos a hablar, sino crear un espacio seguro donde puedan procesar sus sentimientos a su propio ritmo.

Acompañamiento sin presiones

  • Se respeta su tiempo para expresarse.
  • Se utilizan actividades como el juego, el arte o la narración para que puedan proyectar lo que sienten.
  • Se les brinda herramientas para entender sus emociones sin sentirse juzgados.

La terapia no es un lugar de exigencia, sino de comprensión. Si un niño o niña llora o se muestra retraído, en lugar de ver esto como una barrera, lo entendemos como parte del proceso de sanación, y una forma en que nos está comunicando algo que debemos descubrir para poder ayudarle.

¿Cómo evitar que mi hijo vea la terapia como un castigo?

Es fundamental que la terapia no se perciba como una corrección o un castigo, sino como un espacio de apoyo y bienestar. Muchas veces, los niños sienten que algo "está mal en ellos" si son llevados a terapia, por lo que es importante cómo se les presenta esta experiencia.

Enfoque positivo y amoroso

  • Explícale que la terapia es un lugar donde puede sentirse escuchado y comprendido.
  • No lo lleves como una consecuencia de su comportamiento, sino como un espacio donde puede aprender a sentirse mejor.
  • Refuerza la idea de que acudir a terapia no significa que hay un problema, sino que es una oportunidad para conocerse mejor y encontrar maneras de estar más tranquilo y feliz.

El lenguaje que usamos con los niños importa. En lugar de decir "te llevaremos a terapia porque te portas mal", podrías decir "vamos a un lugar donde nos ayudarán a entender tus emociones y sentirte mejor".

El poder del ejemplo: Padres que también cuidan su bienestar

Los niños y niñas aprenden más de lo que ven que de lo que les decimos. Si los padres normalizan la terapia como un recurso valioso para su propio bienestar, sus hijos la verán de la misma manera. Puedes compartir con tu hijo que tú también buscas maneras de sentirte mejor, ya sea a través de terapia, actividades que disfrutas o momentos de reflexión.

Si un niño ve que sus padres también priorizan su salud emocional, no lo interpretará como una imposición, sino como una parte natural del autocuidado. Decir frases como "Yo también hablo con alguien para aprender sobre mis emociones y sentirme mejor" le dará confianza y le mostrará que está en un camino compartido y positivo.

¿Cómo saber si la terapia está funcionando?

Los avances pueden ser sutiles al principio, pero con el tiempo notarás cambios positivos en la actitud y bienestar de tu hijo.

Indicadores de progreso

  • Expresión más clara de sus emociones.
  • Mayor tranquilidad y reducción de la ansiedad.
  • Mejor relación con su entorno familiar y escolar.

El éxito de la terapia no solo se mide en cambios de comportamiento, sino en el bienestar emocional del niño y en la manera en que la familia logra acompañarlo con empatía y amor.

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